La vieja sus remiendos monótonos frangolla;
Y al son del gluglutante rezongo de la olla,
Inspírase el ambiente de bucólica beata...
En el sobrio regazo de la cocina grata,
Su folletín la cándida maledicencia empolla,
Hasta que la merienda de hogaza y de cebolla
Abre un dulce paréntesis a la charla barata.
Afuera el aire es plomo...Casiopea y Melampo,
Turban sólo el narcótico gran silencio del campo.
Ella la muy maligna finge torpes enredos,
Como le habla al oído de divinos deslices...
Y así el tiempo resbala por sus almas felices,
Como un rosario fácil entre unos bellos dedos.
Meridiano Durmiente de Julio Herrera y Reissig, uruguayo, del libro Los éxtasis de la montaña
Ha sido inevitable asociar el ambiente caluroso que se desprende del poema con este enero abrasador. Entre la "soporífera canícula" y "el aire es plomo" la estamos pasando. Pero el calor es bueno para que el pan leude. Y la presencia de las hijas ha sido oportunidad para mucha costura. Pero nada de "remiendos monótonos" sino mucho patchwork, compossé, apliques, y transfers.
Débora con sus carteras y Paloma con sus vestidos y remeras. Los nietos y sus amigos me han dado disculpa para meterme en el "regazo la cocina grata" de donde han salido no las hogazas pero sí varios tipos de panes, "y al son del gluglutante rezongo de la olla" han asomado las cremas, el arroz con leche, los buñuelos , las torrejas.
Así me explico para que sepan porqué he estado ausente tantos días.
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