Bella, con sus flores en diversas tonalidades de azul, según la planta, el Rosmarinus officinalis, una de las plantas medicinales más completas, es conocida como romero, rosa de mar, romero peregrino, bendito, hierba de las coronas y otros muchos nombres. Asociado desde la antiguedad al mirto y al laurel; conocido como protector del niño Jesús en la huída a Egipto, en el lenguaje de las flores se lo vincula con la sinceridad y la buena fe. Sus propiedades van desde las medicinales hasta las culinarias pasando por algunas mágicas que guarda el imaginario popular. Por eso Pastora Soler canta:
"Voy a sembrar en mi ventana flor de romero
pa que se vaya a lo malo y pa que entre lo bueno
por tu carita divina ya no me muero
ya se acabó la historia se paró la noria, ya no te quiero..."