A las 8 hs cuando salía hacia la Escuela 3, Horacio, un
vecino, me dijo:
-¿Aquel gato no es suyo?
Miré y vi al Pintas subido en lo más alto del árbol de otra
vecina, pero pensé “Si subió sabrá como bajar” y seguí.
Volví a la diez y
salí al patio. Hete aquí que veo el árbol con el Pintas prendido y agitado por
el viento que ya comenzaba a soplar. Le grité:-Pintas! Y él respondió con un
lastimero miauuuu!
Le saqué dos fotos antes de ir a golpear a la puerta de la
vecina. No había nadie. Llamé a una tercera persona para pedir el teléfono de
la vecina. Me comuniqué y recibí autorización para entrar. Allá fui escalera en
mano. Mi vecina tiene dos preciosos perritos que no hacen daño a nadie pero el
Pintas no lo sabía.
Trepé a la escalera y ayudada por un escobillón - el Pintas
estaba paralizado y no se soltaba- conseguí bajarlo. Ahora está descansando
porque las aventuras cansan.
1 comentario:
ahhhh Dios mio..que susto te habrás dado!!!!!!!, menos mal que pudiste bajarlo!!!!, y pensar que las ramas son tan finitas, menos mal que no se quebró ninguna! Sanos y salvos los dos...estamos contentos. Son las aventuras de abuela ciber!!!
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