“…un día mientras
ojeaba un libro, la palabra “ratón” le pareció entera y de inmediato adquirió
sentido. Miró la palabra y la imagen de un ratón gris se estampó en su cabeza.
Siguió leyendo y cuando entrevió la palabra “caballo”, oyó los golpes de sus cascos
en el suelo y vio el sol resplandecer en sus crines. La palabra “corriendo” la
golpeó de repente, y ella empezó a jadear, como si de verdad hubiese estado
corriendo. La barrera entre el sonido de cada letra y el sentido de una palabra
entera se había caído. Ahora, con un simple vistazo, la palabra impresa le
revelaba su sentido. Leyó rápidamente unas páginas y estuvo a punto de desmayarse por la emoción. Quería gritarlo al mundo entero:
¡Sabía leer! ¡Sabía leer!”(1)
(1) SMITH, BETTY (2008) Un
árbol crece en Brooklyn. Argentina.Lumen.pág 172
"Quien no haya
pasado nunca tardes entera delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el
pelo caído sobre la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse
cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído
en secreto o a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o
alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien
intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse
tempranito...
Quien nunca haya
llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia
maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había
corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido
y rezado, y sin cuya compañía la vida les parecería vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo
eso por propia experiencia, no podría comprender probablemente lo que Bastián
hizo entonces."(1)
Este cuento se llama El ingrediente secreto y es de Pamela Archanco. Lo encontré en http://www.imaginaria.com.ar. Me gustó lo del ingrediente secreto porque no es taaan secreto y es el mismo que usan las mamás cuando preparan nuestra comida, y el mismo que agregan las maestras/os cuando planifican su clase, el que no nos puede faltar para preparar nuestros trabajos y para la vida misma. Como debe ser. Aquí va el cuento:
Ronaldo Corazón de Caldo era un famoso caballero.
Famoso por ser
valiente y justo.
Famoso por ser bueno y
generoso.
Famoso por sus
increíbles acciones.
Y famoso por su
extraño nombre… ¿”Corazón de Caldo”? ¿Sería porque su corazón hervía
apasionado? Nadie podía asegurarlo. Como tampoco nadie sabía de dónde su fuerza
provenía. ¿Tendría algo que ver el caldo que todas las mañanas le daba la
princesa Violeta, la más bella y dulce de todas las princesas?
Sus enemigos habían
intentado descubrir inútilmente qué contenía…
Hubo uno entre todos
ellos, el malvado caballero Trifón, que estaba dispuesto a todo con tal de
averiguarlo. Un día, tomó prisionera a la hermosa Violeta y la encerró en la
torre más alta de su alto castillo.
—Si no preparas el
caldo, jamás volverás a ver a Ronaldo —la amenazó despiadado.
—¡Ay de mí! —se
lamentó la princesa—. ¿Qué otra cosa puedo hacer sino obedecer?
—¿Qué ingredientes
necesitas? —le preguntó Trifón.
—Buen alimento para el
cuerpo y el corazón: agua cristalina del arroyo azul, papas y batatas de la
tierra negra, zanahorias tiernas, cebollas lloronas, zapallo en calabaza,
acelga con olor a verde y apios crujientes —respondió muy segura ella.
—¡Qué asco! —dijo él
resignado.
Cada mañana, Violeta
preparaba el caldo como siempre lo hacía, pero ningún efecto producía en Trifón
cuando él lo bebía.
—¡Me engañas! —gritaba
enfurecido—. ¡Acá hay caldo escondido!
Una tarde, Ronaldo se
presentó a rescatar a Violeta. La batalla fue terrible. Lucharon a caballo y
con lanzas. A pie y con espadas. Cuerpo a cuerpo y con cucharón. Y no importaba
la forma o el arma, Ronaldo era tan buen competidor que siempre resultaba
vencedor.
Finalmente, maltrecho
por la pelea y aburrido de tomar tanto caldo sin ningún resultado, Trifón, el
malvado, emprendió la retirada y la princesa fue liberada.
¿Cuál era el
ingrediente secreto que volvía tan especial el caldo para Ronaldo?
El amor que ponía
Violeta al prepararlo.
Como me gustó mucho el cuento, busqué otro de la misma autora. Lo encontré aquí
Tobías investiga
Desde muy pequeño,
Tobías mostró un gran interés por la ciencia.
Cuando
todavía usaba la sillita alta para comer, se propuso descubrir qué objetos
llegaban más rápido al piso: ¿el plato o la cuchara?; ¿los sólidos o el
líquido?
Más
adelante, estudió qué ocurría con el agua mientras aspiraba o soplaba en la
bombilla del sorbito.
Apenas
empezó a gatear, pudo experimentar más. Así descubrió cuántas migas de pan
pueden ocupar el interior de una cerradura o qué objetos pasan sin dificultad
por la rejilla del lavadero. También comprobó que los autitos no se deslizan
mejor si han sido enfriados en la heladera o recubiertos con crema de manos.
Además, dejó planteado un enigma para la Ciencia : por qué todo objeto que iba a parar
debajo del mueble del comedor desaparecía para siempre.
Cuando
comenzó a hablar, comprendió que los adultos no podían dar una buena respuesta
a la mayoría de sus preguntas: “¿Por qué no puedo respirar bajo el agua?”; “¿Un
hielo se derrite más lentamente en una copa que en el sillón?”, “¿Qué se quema
más rápido en el fuego de la hornalla: la espumadera o el repasador?”.
“Ni
se te ocurra intentarlo”, le respondían sus padres.
Al
empezar la escuela, comenzó a anotar los resultados de sus investigaciones.
En
esa época, escribió algunos principios fundamentales, como:
a-Todo objeto que entra no
siempre sale del lugar en donde se lo ha metido.
b- Es muy difícil colocar nuevamente en su frasco
un líquido que se ha volcado.
c- El vidrio pierde su transparencia si se apoyan
muchas veces las manos en él.
d- No es posible ver a través
de algo opaco hasta que se hace un agujero.
Desde
pequeño aplicó su método de trabajo: primero, observar (especialmente que
ningún adulto estuviera cerca); luego, experimentar (para poner a prueba todo
lo que le decían que no se podía hacer) y por último, sacar una conclusión (en
muchos casos, ésta coincidía con lo que ya le habían avisado los grandes).
Gracias
a este método, pudo enunciar estas leyes:
I- El agua corre la tinta de
lapicera y ya no puede leerse bien (así ocurrió con la tarea de matemática de
Delfina, su hermana mayor).
II- El quita esmalte remueve otro tipo de tintas
(por ejemplo, los dibujos del jarrón de cerámica de su abuela Felisa).
III- La lavandina destiñe los
colores (es el caso de la blusa azul de la tía Chola).
El
último informe en su cuaderno presenta las instrucciones para hacer una prueba
con jabón. Allí podemos leer:
Materiales: bañera, jabón en polvo, agua caliente.
Procedimiento: vaciar el
paquete de jabón en polvo en la bañera. Luego, abrir el agua caliente y
permitir la salida del agua en forma continua.
Resultados: se obtiene una
masa espumosa que desborda la bañera, se desliza por la cerámica del baño, el
parquet del pasillo, y la alfombra del comedor hasta llegar al palier del
departamento.
Efectos secundarios: los paseos son suspendidos por un mes.
En
la actualidad, Tobías se encuentra totalmente dedicado al estudio de los usos y
transformaciones del chicle.
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