Hoy viajé a Tacuarembó a ver a mis mamis con nanas. La sanguínea y la política, mi suegra, que es un amor. De regreso hice un hola y adiós con abrazo incluido a mi amiga Mara y salí bajo una inocente llovizna (hasta linda, parecía) caminando hacia la terminal. A unas ocho cuadras de mi destino el mundo se desmoronó sobre mí. Truenos y agua, agua, agua. Ni Noé se mojó tanto. ¿Taxis? Se los tragó la lluvia. Avancé como pude felicitándome de haber acarreado todo el día una capa en mi brazo y una boina en la cartera. Atravesé los ríos que eran las calles semi ciega porque los lentes no tienen limpiaparabrisas. Avancé y avancé hacia la terminal y llegué chorreando agua como una catarata ( no digo salto porque soy bajita), pero lo de la catarata no es hipérbole, no. Un alma generosa me regaló una bolsa de nailon para guardar la capa y la boina y allí nomás me saqué las botas y les metí pañuelitos de papel para mantener los pies calientes. Pero a pesar de la mojadura sostengo que el agua siempre es buena porque al rato me encontré a Mabel y Daniela (madre e hija) y allí, en una charla que no duró más de diez minutos hablamos de los hijos extraordinarios que tenemos , de los hermosos nietos, los que tenemos y esperamos tener, nos reímos, rememoramos infancia en común de hijos, hablamos de mis manualidades, de la caravana original que yo traía puesta, y otras cosas. Cuánta vida cabe en diez minutos!
Pero la tarde no terminó ahí: Cuando voy a subir al ómnibus y miro al guarda reconozco a Sergio, un exalumno a quien no veía hace mucho. Después me contó que hoy, justo hoy, con lluvia y lejos de su casa estaba haciendo tres años de casado y me mostró las fotos de su preciosa bebé diciéndome que era lo mejor que le ha sucedido en la vida. Espero que mañana Sergio pueda festejar el aniversario con su esposa y su niña.
Después de un baño caliente y un reconfortante café me senté a la compu para escribir este post y no perder de mi memoria estos preciosos momentos. Como dije en un post anterior la amistad tiene esta cosa extraordinaria de reatarse sin necesidad de preguntar ¿porqué no me hablaste en todo este tiempo? Y si la mojadura fue el precio anticipado por encontrar a tantas personas queridas en el día de hoy, creo que valió la pena.
1 comentario:
muy linda entrada ...
no voy a preguntar quien era la que esperaba tener mas nietos, por que segura que me vas a decir que ambas ... bueno mi hermanito que se ponga las pilas tonces.
behijoca
deb
Publicar un comentario