viernes, 26 de agosto de 2011

Para leerlo sin detenerse

Tengo cuatro gatos. Mi amiga Marta tiene cuatro tortugas. Cuando ella viene a casa mis gatos se acercan, curiosean, la olfatean, se le suben a la falda. Cuando yo voy a visitarla de las tortugas ni la sombra. De hecho pasó mucho tiempo antes de poder conocerlas.

-Ahora duermen -decía mi amiga-porque hace frío.

El día que conseguí ver a Juancho (porque tienen nombre y todo) me dirigió una mirada indiferente y siguió con su lechuga.
-¿No le caigo bien?
-No es eso, las tortugas son así.

Y me explicó todo sobre sus tortugas. Ahora las miro de otra manera pero aunque les he tomado simpatía no me imagino a ninguna durmiendo en mi cama.
El detective Víctor también tiene dos tortugas como mascotas. Son macho y hembra. Lando y Paula. Están resfriadas.

¿Quién es Víctor? Es uno de los personajes de El señor de los ladrones, de Cornelia Funke. Escrito para niños y jóvenes, comencé a leerlo a las seis de la mañana y no lo pude abandonar hasta las veinte, cuando terminaron las aventuras de un grupo de niños, de una fotógrafa, de un detective y otros personajes más. Un libro donde algunos quieren ser adultos, otros quieren ser jóvenes y todos llevan máscaras, de las materiales y de las otras. Todo sucede en una ciudad llena de escondites secretos, pasillos escondidos, antiguas catedrales. Una ciudad que se hunde, que tiene una cara risueña para los turistas y otra ignota y oscura propicia para el misterio. Hace poco en un programa televisivo de preguntas y respuesta le interrogaron al concursando sobre dónde quedaba el puente de Rialto. Él no sabía, yo tampoco. Ahora no me olvido más. El puente de Rialto está en…Venecia!
El viejo cine Stella también está en Venecia pero no les puedo indicar la dirección porque puede que allí busquen refugio todavía unos cuantos niños sin hogar.


Editado por Editorial Planeta en el 2002 para su colección La Isla del Tiempo, ilustrado por la autora y traducido por Roberto Falcó. Título original Herr del Diebe

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