Artesanías y manualidades existen desde que el hombre
se miró las manos. Dio forma y pulió los metales mientras se sentía un poco
viento. Mezcló colores, fibras, texturas y dimensiones para abrigarse, para
abrigar a otros y para presumir, y se sintió sol. Elaboró con paciencia medicinas para
el alma y para el cuerpo recolectando, machacando, fermentando, colando, y
sintió que era útil y muy necesario en su aldea, su clan, su tribu, su
comunidad. Creó textos con hilos, lanas, cerdas… Sus manos volaron, cantaron,
hablaron. Y mientras domaba la piedra y el cuero, el metal y la cera, los
aromas y los colores, su mente seguía imaginando. Porque eso tiene el trabajo
artesanal, la capacidad de hacer mientras la mente viaja y corre más rápido que
las manos. Un producto está naciendo y otro ya está siendo imaginado, hurgado,
explorado. Solo quien lo vive lo entiende. Es el Arte Sano.
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