Tranquerense de Corazón

Nací en Tacuarembó pero la vida me trajo hasta Tranqueras. De eso hace un cuarto de siglo, lo que es mucho tiempo en la vida de una persona.Tranqueras tiene un encanto especial, siempre digo que  los caminos que conducen a los extremos del país, pasan por acá. Tiene ese encanto y magia de zona fronteriza. No es perfecta. Ningún lugar lo es, como ninguna persona. Es cierto que los jóvenes tienen que viajar si quieren alcanzar carreras terciarias, que por muchas cosas "morimos en la capital" pero eso no es exclusivo de Tranqueras. Muchos vuelven a instalarse y como tantos lugares del Interior para sus habitantes es como la casa paterna: el lugar donde siempre se regresa, porque están sus raíces. El lugar seguro. A veces escucho de gente que opina que "aquí te quedás" pero yo creo que el crecimiento personal, la formación constante, la información, la actualización,el conocimiento, no dependen del lugar sino de uno mismo. De las ganas de crecer. Se puede tener un master en una universidad del primer mundo, se puede recorrer la tierra a lo largo y ancho que si la mediocridad ha hecho nido adentro, no hay forma de crecer. Yo soy una defensora de los pequeños y minúsculos lugares del interior.
 Aquí he hecho buenos amigos y tengo excelentes vecinos.
Unos amigos organizaron,ayer, una mateada para festejar el 98 cumpleaños de Tranqueras. El mate, el té y el café fueron disculpas para charlar con los vecinos a los que vemos poco sobre todo en estos días invernales. Una tarde preciosa, soleada, una presentación de fotos para los nostálgicos, la guitarra de Alberto Lozano. No sobró, no faltó. Todo en la medida justa. Un aplauso a los organizadores.