El Hum tiene un encanto especial en esta época. Silencioso, con aves que no se asustan ante la presencia humana, algún bote llegando y si tienes la suerte de disfrutar de una inusual tarde tibia, entonces es una fiesta para los ojos, los oídos (nada como el murmullo del agua) y el corazón. La bajante del río permite ver como se asoman a flor de agua los troncos de lo que antes fuera un monte. Tomé algunas fotos y me regalaron otras.
muy buenras las fotos ...
ResponderEliminarbehijoca
¡Que belleza! Se siente la paz a través de las fotos.
ResponderEliminarUn (^x^)