martes, 30 de agosto de 2011

Gracias, Su.

Yo no hago ñoquis, ya lo expliqué en algún momento. El especialista en casa es mi esposo. Papas, nuez moscada, perejil, harina y se prepara para recibir los elogios.

Mi amiga dedalera y tejedora, Susana Mabel, hizo un post ayer en su blog, con receta e historia que comparto con Uds. aquí.



PREPARACIÓN:

Lavar con cepillo y agua las cáscaras de las papas.Cocinarlas enteras en abundante agua caliente. Una vez a punto (pinchar), escurrirlas y pelarlas en caliente.Pisarlas con pisapapas, para que el puré resulte más suave. Batir el huevo.Se agregan la harina, la sal, el huevo y el aceite, en ese orden. Se mezcla hasta obtener una masa suave.Cortar en trozos y formar con los pedazos de masa, “salchichas” largas y de un dedo de espesor, haciéndolas rodar suavemente, no se amasa.Cortar en pedacitos de 3cm, pasarlos por los dientes de un tenedor, dejando marcado el hueco del dedo sostén.Que reposen bien separados y enharinados.El lugar donde se realiza el proceso, mesa, tabla… debe tener un poco de harina, para que la masa no se pegue.En una olla más grande de lo habitual (cuando cocinamos pastas), con abundante agua y un puñado de sal a gusto, cuando el agua comienza a hervir y los echamos de a poco.Es una pasta que se “calienta”, porque la papa está cocida.Hay que estar atentos, porque cuando vuelven a la superficie, ya se cuelan.Se puede, si es mucha la cantidad a escurrir, cortar el hervor con un chorro de agua natural.Hay que tener en cuenta que se deshacen con facilidad, por eso les pongo huevo, que hace que la masa tenga más consistencia.La salsa con que se acompaña y el queso rallado que se pone queda a gusto de cada comensal.La salsa puede ser suplantada por manteca, aceite o crema.


Mi "nona"(abuela) María, ponía en una fuente una capa de tuco, los ñoquis y otra capa de tuco, arriba. Ella espolvoreaba encima, un poco de queso rayado.El queso conviene rayarlo y cada uno agrega o no, en su plato la cantidad deseada.


esta pasta rinde menos, por eso se debe calcular más cantidad de g. por persona, casi el doble de una ración de fideos.


Una de las versiones del ¿por qué de los ñoquis del 29?, se remonta al siglo VIII y tiene a Pantaleón como protagonista. Era un joven médico convertido al cristianismo que peregrinaba por el norte de Italia.Un día 29, andrajoso y hambriento, les pidió a unos campesinos un poco de pan. Ellos lo invitaron a compartir su escasa cena, siete ñoquis (“gnocci”), hechos con harina, agua y sal.Agradecido y con menos hambre, les dijo al despedirse que iban a tener años de buenas cosechas y pesca…

Al levantar la mesa, la mujer se encontró con una gran sorpresa. Abajo de cada plato había unas monedas de oro.Con ellas comenzaron los años de prosperidad que les había augurado el futuro Santo de los enfermos y actual patrono de Venecia.

Los ñoquis eran una comida tradicional y, al ser tan económica, muy usada entre los pobres.Fue el primer tipo de masa casera, la primer pasta en/y de Italia.Y esto ocurrió un día 29.Nosotros siguiendo la tradición, ese día comemos ñoquis y ponemos las monedas debajo del plato.

Quizá no sea una costumbre muy difundida, pero nos gusta y sentimos también que al hacerlo, damos las gracias por el digno trabajo que tenemos, que es el que nos permite comer diariamente.Hoy a esos primeros ñoquis les siguieron: los de sémola, los de papa, los de ricota, los de zapallo…y tanta variedad como cocineros creativos hay.


lunes, 29 de agosto de 2011

Galera

La galera para Teo, para su fiesta de la escuela. Pero en el apuro la tía se la olvidó. Y ahí está, triste, esperando que le aparezca algún conejo.


Un fin de semana pitufado

Toda esa actividad me produce tanto sueño! ZZZZ...ZZZZZ



Pitufo Enamorado y Pitufina.




Pitufina siempre coqueta.







Cuándo Papá Pitufo necesita un nuevo juego, una trampa para Gargamel, o una herramienta para cosechar la zarzaparrilla llama al Pitufo Genio, también llamado Listo o Carpintero que lo resuelve todo. Yo sé cómo se siente. Vaya que lo sé.



Pitufo Enamorado...¿Estará tratando de reconciliarse? Je je!!




Y aquí está la Pitufa Cuentacuentos y su clon.
















MMMM...

La torta de manzanas hecha por Débora. Inauguramos el molde siliconado que trajo de regalo. Una belleza. Nada se pega. Fácil de desmoldar y lo puedes usar tanto en el horno convencional como en el micro.

Ingredientes:
Tres manzanas fileteadas
100gr de manteca
Dos huevos
Una taza de azúcar
Dos tazas de harinas
Dos cucharaditas de polvo de hornear
Azúcar y canela para espolvorear
Leche cantidad necesaria


Procedimiento: Pasamos un poquito de manteca en el recipiente. Espolvoreamos con azúcar y colocamos las manzanas cortadas. Preparamos la masa con los demás ingredientes, volcamos sobre las manzanas y espolvoreamos con zúcar y canela. Cuando está pronta, la sacamos y la desmoldamos tibia. Queda húmeda encima y debajo una costra crocante. Servida tibia con helado de vainilla es un deleite.





Llamados también magdalenas y muffins, ahora vienen con nueva cara, muy decorados con distintos baños y cambiaron de nombre. Se hacen llamar cup cake (torta de taza) o fairy cake (Torta de hadas, por su tamaño ) En realidad no necesitan ninguna receta especial. Las puedes hacer con cualquier receta de torta o bizcochuelo. El secreto está en ponerle un relleno y si las quieres muy festivas, bueno, a ponerles decoración bien suntuosa. Se pueden hacer en moldes de papel, pirotines les llamamos por aquí, o en moldes especiales de aluminio o siliconados. Estos los hice en un molde de aluminio que no es caro. Salen doce tortitas y son de buen tamaño.
Esta es la receta que usé:


Ingredientes:

1oogr de manteca

Media taza de azúcar blanca

Media taza de azúcar rubia o mascavo

Dos huevos

Ralladura de una naranja

Una taza y media de harina

Media taza de fécula de maíz

Dos cucharaditas de polvo de hornear

Jugo de naranja cantidad necesaria, más o menos el jugo de dos naranjas.

Dulce de leche y queso.


Procedimiento:

Preparamos la masa como hacemos normalmente para cualquier torta. El jugo lo vamos colocando de a poco porque si lo ponemos de un golpe puede quedar muy blanda. Vamos agregando y viendo lo que necesita de líquido. A mí me sobró jugo así que... ¡ojo!

Colocamos en los moldecitos bien enmantecados, (si son de aluminio) una cucharada de de masa y luego una cucharadita de dulce de leche y un trocito de queso ( usé Fontina). Después el resto de la masa y al horno unos 25 minutos. Esta cantidad de masa da perfectamente para 12 cup cakes. Se desmoldan tibios. Tengo un libro de cup cakes que me regalaron y que puedo compartir si me dejan el correo, pero encuentran muchas recetas en la web y como dije, no tienen secretos.




Esta receta de Pastra Frola es... ¡es pec ta cu lar! Está basada en una que enseñó Leonardo Pardo en Canal 4 y que me envió Zanetti pero salió con algunas modificaciones. La recomiendo. Lo que les pongo aquí es mi receta.

Ingredientes:
3oo gr de harina
50gr de azúcar
dos huevos
200gr de manteca
Dos cucharaditas de polvo de hornear.
Un sobre de flan, del que viene sin azúcar, rendimiento cuatro porciones. Ese que Uds conocen.
Dulce de membrillo o de leche. Yo usé dulce de leche porque ya estaba en mi heladera.

Procedimiento:

Mezclamos los ingredientes hasta formar una masa. NO lleva leche ni agua. Amasamos un poquito, hacemos un bollo y llevamos a la heladera, tapado, por unos 30m. Retiramos de la heladera y estiramos sobre la mesada enharinada. Colocamos en el molde reservando un poquito de masa. Cubrimos con el dulce que elegimos y luego estiramos en bastoncitos la masa que reservamos y hacemos la rejilla. Al horno por unos 35m.




Cuando vi la foto de estas quesitas supe que tenía que probarlas. La receta la tomé del libro que me mandó una amiga: PASTELERÍA ARTESANAL Especial masitas de queso, Ediciones Bienvenidas, 2003. Yo hice una media receta, quedan deliciosas pero pueden resultar pesadas si tienes problemas de hígado porque llevan mucha manteca. Esta es la receta entera.


Ingredientes:

100gr de queso parmesano rallado

200gr de queso mantecoso cortado en daditos

40gr de almidón de maíz

150gr de harina

250gr de manteca a punto pomada

sal y pimienta a gusto

1 yema


Para cubrir:

1 huevo batido

Sal entrefina (esto no le puse)


Mezclar todos los ingredientes amasando suavemente. Llevar a la heladera una media hora. Sacar y estirar sobre mesada enharinada. Colocar la masa estirada en asadera enmantecada y cortar allí las galletitas sin separarlas, en cuadrados o rectángulos. Vas a necesitar dos asaderas. Rinde aproximadamente 40 galletitas. Pintar con el huevo batido. Llevar a horno hasta que estén doradas. Retirar y dejar entibiar. Se pueden cortar a la mitad y rellenar con una feta de queso. Yo no lo hice.







Visita de hijos equivale a hacer mucha cosa rica. Mi pan relleno que ya es un clásico, torta de manzana, pasta frola y cup cakes. Claro que no nos pasamos comiendo. También leímos, pitufamos, hice una galera para Teo y entre tres montamos un teatrillo de títeres.










Cómo lograr un teatro de títeres en dos días!

Aquí le enseñamos como lograr su propio teatrillo de títeres en dos días. Y gratis. Es solo seguir las instruccioes.


NOTA: Bromas aparte estamos muy felices de ser parte de la magia de todas las historias que serán contadas en este lugar.





4) El teatrillo está pronto. Después el papá se encargará de embalarlo con cuidado para que Ud. se lo lleve sin sufrir daños. No olvide mencionar que tiene los mejores padres del mundo. Eso los animará a seguir colaborando con sus actividades culturales y artísticas. Ah! Los títeres de guante que aparecen en la foto y los pajaritos también los ha hecho la mamá. Y seguramente saldrán de esas manos los futuros títeres que actuarán en el pequeño escenario.


3) Invada otra vez el taller de mami. Elija las telas que le gusten y combinen. Ponga a la susodicha a coser y planchar el telón de boca y el de fondo.









2) Después que esté pronto haga pamento pasando unas manos de látex y una de pintura. Látex, pintura y pinceles se obtienen en el taller de mamá. No olvide decir cómo se cansó realizando esa tarea.





!) Consiga un padre habilidoso y convénzalo de hacer la estructura en madera. Explíquele que mientra sale a comprar tornillos, pomelas y demás está haciendo ejercicio, lo que redundará en su salud. Trabajar al sol también es bueno para producir vitamina D.












viernes, 26 de agosto de 2011

Para leerlo sin detenerse

Tengo cuatro gatos. Mi amiga Marta tiene cuatro tortugas. Cuando ella viene a casa mis gatos se acercan, curiosean, la olfatean, se le suben a la falda. Cuando yo voy a visitarla de las tortugas ni la sombra. De hecho pasó mucho tiempo antes de poder conocerlas.

-Ahora duermen -decía mi amiga-porque hace frío.

El día que conseguí ver a Juancho (porque tienen nombre y todo) me dirigió una mirada indiferente y siguió con su lechuga.
-¿No le caigo bien?
-No es eso, las tortugas son así.

Y me explicó todo sobre sus tortugas. Ahora las miro de otra manera pero aunque les he tomado simpatía no me imagino a ninguna durmiendo en mi cama.
El detective Víctor también tiene dos tortugas como mascotas. Son macho y hembra. Lando y Paula. Están resfriadas.

¿Quién es Víctor? Es uno de los personajes de El señor de los ladrones, de Cornelia Funke. Escrito para niños y jóvenes, comencé a leerlo a las seis de la mañana y no lo pude abandonar hasta las veinte, cuando terminaron las aventuras de un grupo de niños, de una fotógrafa, de un detective y otros personajes más. Un libro donde algunos quieren ser adultos, otros quieren ser jóvenes y todos llevan máscaras, de las materiales y de las otras. Todo sucede en una ciudad llena de escondites secretos, pasillos escondidos, antiguas catedrales. Una ciudad que se hunde, que tiene una cara risueña para los turistas y otra ignota y oscura propicia para el misterio. Hace poco en un programa televisivo de preguntas y respuesta le interrogaron al concursando sobre dónde quedaba el puente de Rialto. Él no sabía, yo tampoco. Ahora no me olvido más. El puente de Rialto está en…Venecia!
El viejo cine Stella también está en Venecia pero no les puedo indicar la dirección porque puede que allí busquen refugio todavía unos cuantos niños sin hogar.


Editado por Editorial Planeta en el 2002 para su colección La Isla del Tiempo, ilustrado por la autora y traducido por Roberto Falcó. Título original Herr del Diebe

Pitufina





Si te piden una Pitufina vestida de negro, zapatos rojos, con rulos castaños, anteojos y mochila a la espalda, ¿Qúé haces? Pues...se realiza sin discutir. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.






lunes, 22 de agosto de 2011

Agosto II







Frío, frío, frío, brrr! Un fin de semana para estar junto a la estufa, leer, tejer, tomar un rico chocolate, hacer manualidades... No resistí la tentación de hacer unas fotos a las siete de la mañana porque no se puede negar la belleza de la helada sobre las hojas. Les dejo un cuento de invierno de la autoría de Oscar Wilde.




EL PRÍNCIPE FELIZ


Dominando la ciudad, sobre una alta columna, descansaba la estatua del Príncipe Feliz. Cubierta por una capa de oro magnífico, tenía por ojos dos zafiros claros y brillantes, y un gran rubí centelleaba en el puño de su espada.
Era admirado por todos: "Es tan hermoso como el gallo de una veleta"- afirmaba uno de los dos concejales de la ciudad que deseaba ganar fama como conocedor de las bellas artes- "nada más que no resulta tan útil"- añadía, temiendo que las gentes pudieran juzgarle impráctico; cosa que en realidad no era.
-"¿Por qué no puedes ser como el Príncipe Feliz?" -decía una madre razonable a su pequeño que lloraba por alcanzar la luna- "Al Príncipe Feliz nunca se le ocurre llorar por nada".
-"Me alegra que haya alguien en el mundo que sea tan feliz"-mascullaba un pobre hombre frustrado, contemplando la estatua maravillosa.
-"Es igual que un Ángel" -comentaban los niños del coro de la catedral cuando salían de ella con sus esclavinas rojas y sus roquetes blancos y almidonados.
-"¿Cómo lo sabéis?" -replicaba el maestro de matemáticas-, "¿si nunca habéis visto uno?"
-"¡Ah, porque los hemos visto en sueños!" -contestaban los muchachos; y el maestro de matemáticas fruncía el ceño y tomaba una actitud muy seria porque no le gustaba que los niños soñasen.
Una noche voló sobre la ciudad una golondrina. Sus compañeras ya habían partido hacia Egipto seis semanas antes, pero ella se retrasó porque estaba enamorada de un bellísimo junco. Lo había conocido al principio de la primavera cuando volaba sobre el río persiguiendo a una gran mariposa amarilla, y se sintió atraída de tal manera por su tallo esbelto, que se detuvo para hablarle.
-¿Aceptas mi amor? -le preguntó la golondrina que nunca se andaba con rodeos; y el junco hizo una ceremoniosa inclinación. Entonces la golondrina voló haciendo grandes círculos a su alrededor, rozaba la superficie de las aguas con las puntas de sus alas, dejando brillantes estelas de plata. Ésa era su manera de cortejar; y así transcurrió todo el verano.
-"Son unas relaciones tontas" -gorjeaban las otras golondrinas-. "El es pobre y tiene demasiados parientes". -Y verdaderamente, el río estaba lleno de juncos. Entonces, al llegar el otoño, todas las golondrinas alzaron el vuelo.
Cuando ya se habían alejado, la golondrina se sintió sola, y comenzó a cansarse de su amante. "No tiene conversación" -se decía-. "Además creo que es casquivano, porque constantemente coquetea con brisa".- Y era verdad, en cuanto la brisa comenzaba, el junco hacía las reverencias más graciosas."Además tengo que reconocer que es demasiado casero" -continuaba- "y a mí me gusta viajar, y a mi compañero, por tanto, deberá gustarle viajar conmigo."
-"Te vendrías conmigo" -le preguntó al fin, pero el junco. sacudió la cabeza,... ¡se sentía tan ligado a su hogar!
"¡Te has estado burlando de mí!" –gritó la golondrina-. "Me marcho a las Pirámides, ¡adiós!" -y echó a volar.
Voló durante todo el día, y ya de noche llegó a la ciudad. -"Dónde me alojaré" -se preguntó-. "Espero que la ciudad haya preparado algún lugar para mí."
Entonces divisó la gran columna, -"Me cobijaré allá" -gorjeó-. "Es un magnífico lugar con bastante aire fresco." -Y así, se detuvo justamente entre los dos pies del Príncipe Feliz.
-"Tengo una habitación dorada" -se dijo quedamente después de mirar en torno suyo y preparándose a dormir; pero en el momento en que iba a poner la cabeza bajo el ala, una gran gota de agua le cayó encima-.
"¡Qué raro!"-exclamó- "no hay una sola nube en el cielo, las estrellas se ven claras y brillantes, y sin embargo está lloviendo. El clima en el norte de Europa es verdaderamente terrible. Al junco le gustaba la lluvia, pero eso no era más que puro egoísmo."
Entonces le cayó otra gota. -"De qué me sirve una estatua, si no me protege de la lluvia" -dijo la golondrina-. "Voy a buscar el copete de una chimenea", y ya iba a emprender el vuelo pero antes de que hubiese desplegado las alas, le cayó encima una tercera gota.
Entonces miró hacia arriba y vio... ¡Ah!, ¿qué es lo que vio?
Los ojos del príncipe estaban bañados en lágrimas, y las lágrimas corrían por sus mejillas doradas. Su cara era tan hermosa bajo la luz de la luna que la pequeña golondrina se sintió llena de lástima. -'¿Quién eres?" -le preguntó. -"Soy el Príncipe Feliz".
-"Entonces; ¿por qué lloras?" -dijo la golondrina-, "me has empapado."
-"Cuando estaba vivo, y tenía un corazón humano" -contestó la estatua-, "no sabía lo que eran las lágrimas, porque vivía en el Palacio de Sans-Souci, donde a la tristeza no se le permite entrar. Durante el día jugaba con mis amigos en el jardín, y en la noche yo dirigía las danzas en el Gran Salón.
"Alrededor del jardín se alzaba una tapia altísima, pero nunca me preocupé por preguntar lo que se encontraba tras ella; todo lo que me rodeaba era tan bello. Mis cortesanos me llamaban El Príncipe Feliz, y en realidad lo era, si es que el placer es la felicidad. Así viví, y así morí. Y ahora que estoy muerto me han colocado a tal altura, que puedo ver toda la fealdad y toda la miseria de mi ciudad, y aunque mi corazón ahora es de plomo, no me queda más remedio que llorar."
-"Pues qué, ¿no está hecho de oro macizo?" -se dijo para sí la golondrina, pues era muy cortés para hacer observaciones en voz alta.
-"Allá lejos" --continuó la estatua en voz baja y melódica-, "allá lejos, en una callejuela, hay una casa muy pobre. Una de las ventanas permanece abierta, y por ella puedo ver una mujer sentada ante una mesa. Su cara se ve demacrada y triste, tiene manos toscas y enrojecidas, y las yemas de sus dedos picadas por la aguja, porque es costurera. Está bordando pasionarias en un vestido de seda que deberá lucir la más encantadora de las damas de honor de la reina, en el próximo gran baile de la Corte. Sobre una cama, en un rincón del mismo cuarto, yace su pequeño hijo enfermo, con fiebre, y pide naranjas. Su madre no tiene nada para darle, más que el agua del río; y por eso el pequeño llora. Golondrina, golondrina, golondrinita, ¿no quisieras llevarle el rubí del puño de mi espada? Mis pies están sujetos a este pedestal, y no puedo moverme.
-"Me están esperando en Egipto" -contestó la golondrina-. Mis compañeras ya vuelan de aquí para allá sobre el Nilo, y hablan con los grandes lotos. Pronto se recogerán a dormir en la tumba del Gran Rey.
El Rey está allí mismo dentro de su sarcófago pintado. Envuelto en bandas de lino amarillo y embalsamado con especies. Tiene puesto un collar de jades verde pálido, alrededor del cuello, y sus manos son como hojas marchitas."
-"Golondrina, golondrina, golondrinita" -dijo el príncipe- "¿No podrías quedarte conmigo una noche más, y ser mi mensajera?-¡El niño tiene tanta sed, y su madre está tan triste!"
-"No creo que me gusten los niños" -contestó la golondrina-. "El año pasado cuando estaba en el río, andaban por allí dos muchachos groseros, hijos del molinero, y que siempre me tiraban piedras. Nunca llegaron a alcanzarme, por supuesto; nosotras las golondrinas volamos demasiado bien, y además yo procedo de una familia famosa por su agilidad; pero aun así, eso no dejaba de demostrar una gran falta de respeto".
Pero El Príncipe Feliz se veía tan triste, que la pequeña golondrina se sintió compadecida.
-"Aquí hace mucho frío" -dijo al fin- "pero me quedaré contigo por una noche y seré tu mensajera."
-"Gracias golondrinita" -contestó el Príncipe.
Entonces la golondrina arrancó el gran rubí del puño de la espada del Príncipe, y llevándolo en el pico, voló sobre los techos de la ciudad.
Pasó sobre la torre de la catedral, donde estaban esculpidos unos ángeles en mármol blanco. Cruzó cerca del palacio y oyó la música del baile. Una preciosa joven se asomó al balcón junto a su novio.
-"¡Qué maravillosas son las estrellas!" -dijo él a la muchacha- ¡y también qué asombroso el poder del amor!"
-"Espero que mi vestido esté terminado a tiempo para el baile oficial" -respondió ella-. "He mandado bordar en él, pasionarias; pero las costureras son tan perezosas..."
La golondrina pasó por encima del río, y vio la luz de los fanales colgados en los mástiles de los barcos. Voló sobre el Ghetto, y vio a los viejos judíos, negociando entre sí, y pesando el dinero en balanzas de cobre. Por fin llegó a la pobre vivienda, y miró dentro. El niño se agitaba febrilmente en su camastro, y la madre se había dormido... ¡estaba tan cansada! ... Se deslizó rauda en la habitación, y depositó el gran rubí sobre la mesa, junto al dedal de la costurera. Entonces, graciosamente, revoloteó alrededor de la cama, abanicando con sus alas la frente del niño.
-"¡Qué fresco siento!" -exclamó el niño- "debo estar mejorando", y se sumergió en un sueño delicioso.
Entonces la golondrina regresó volando hacia el Príncipe Feliz, y le narró lo que había hecho. "Es curioso, comentó, pero ahora me siento con bastante calor, a pesar de estar haciendo tanto frío."
-"Es porque has realizado una buena acción" -dijo el Príncipe. La golondrinita comenzó a reflexionar, y se quedó dormida. El pensar siempre le daba sueño. Cuando empezaba a amanecer bajó volando al río y se bañó. -'¡Qué fenómeno más notable!" -dijo el profesor de ornitología, al pasar por el puente- "¡Una golondrina en invierno!"
Y escribió sobre este asunto una larga carta al periódico local. Todos la citaban y hablaron de ella, ¡estaba llena de tantas palabras que no alcanzaban a entender! ...
-"Esta noche parto para Egipto" -dijo la golondrina, sintiéndose entusiasmada con esta perspectiva.
Visitó todos los monumentos públicos, y estuvo descansando largo rato en la cúspide del campanario. Donde quiera que fuese, los gorriones gorjeaban y se decían unos a otros:
-"Que forastera tan distinguida".
Y se sentía muy contenta y halagada al oírlo.
Cuando salió la luna, voló de regreso al Príncipe Feliz.
-"¿No tienes ningún encargo para Egipto?" -le gritó-. "Ya me voy"
-"Golondrina, golondrina, golondrinita" -contestó el Príncipe-. "¿No podrías quedarte conmigo una noche más?"
-"Me esperan en Egipto" -fue la respuesta-. "Mañana mis compañeras volarán a la segunda catarata. Allí el hipopótamo descansa -sobre los juncos y el dios Memnón reposa sobre su gran trono de granito, vigilando las estrellas durante toda la noche, y cuando surge brillante la estrella matutina, lanza un gran grito de alegría, y vuelve a quedar silencioso. A medio día los leones amarillos se acercan a las orillas para beber. Tienen ojos como aguamarinas verdes, y su rugido domina al de las cataratas."
-"Golondrina, golondrina, golondrinita" -dijo el Príncipe-. "Lejos, más allá de la ciudad, veo a un joven en una buhardilla. Está inclinado sobre su mesa llena de papeles, y enfrente tiene un vaso con un ramito de violetas marchitas. Su cabello es castaño y rizado, sus labios rojos como granos de granada; y los ojos son hermosos y soñadores. Está tratando de concluir una obra para el director del teatro; pero tiene un frío tan terrible que ya no puede escribir más. No hay fuego en la habitación, y el hambre ha hecho que se desmaye."
-"Esperaré una noche más y me quedaré contigo" -contestó la golondrina, que en verdad tenía muy buen corazón-. "¿Le llevaré otro rubí?"
-"¡Ay, ya no tengo rubí!" -dijo el Príncipe-. "Mis ojos son todo lo que me queda. Están hechos con zafiros rarísimos, que fueron traídos de la India, hace mil años. Sácame uno, y llévaselo a él. Lo venderá a un joyero, y comprará leña, y podrá terminar su obra.
-"Querido Príncipe" -replicó la golondrina- "no puedo hacer eso" -y comenzó a llorar.
-"Golondrina, golondrina, golondrinita" -insistió el Príncipe-. "Haz lo que te ordeno".
Así pues, la golondrina le sacó un ojo al Príncipe, y voló llevándolo hasta la buhardilla del estudiante. Fue fácil entrar, pues había un agujero en el techo. Penetró por él como una flecha, a la habitación.El joven tenía la cabeza hundida entre las manos. No pudo percatarse del aleteo del pájaro, y cuando levantó la cabeza, descubrió el hermoso zafiro descansando sobre las violetas marchitas.
-"Empiezo a ser apreciado" -exclamó-. "Esto debe venir de algún gran admirador. Ahora puedo terminar mi obra"-. Estaba verdaderamente dichoso.
Al día siguiente la golondrina voló hacia el puerto. Se detuvo en el mástil de un gran barco, mirando a los marineros que sacaban grandes cajas de la cala, tirando de gruesas cuerdas.
-"¡Arriba, iza!" -gritaban según salía cada caja.
-"¡Yo voy para Egipto!" -gritó la golondrina; pero nadie le hizo caso; y cuando se levantó la luna, regresó de nuevo al Príncipe Feliz, volando.
-"He vuelto para despedirme de ti, para decirte adiós.
-"Golondrina, golondrina, golondrinita" -contestó el Príncipe-. "¿No te quedarías una noche más conmigo?"
-"Ya es invierno" -dijo la golondrina- "y la helada nieve pronto llegará. En Egipto el sol es caliente sobre las palmeras verdes, y los cocodrilos descansan en el lodazal y miran perezosos a su alrededor. Mis compañeras están construyendo sus nidos en el templo de Baalbec, y las palomas blancas y rosadas las vigilan, arrullándose entre sí. Querido Príncipe, tengo que abandonarte, pero nunca te podré olvidar, y en la próxima primavera, te traeré dos magníficas piedras preciosas, en lugar de las que has regalado. El rubí será más rojo que una rosa, y el zafiro será tan azul como el ancho mar".
-"Allá abajo, en la plaza" -siguió diciendo el Príncipe Feliz- "está en pie una niña vendedora de cerillos. Se le han caído todos los cerillos al arroyo, y ya no sirven. Su padre la maltratará, le pegará, si no trae algo de dinero a la casa, y por eso llora. No tiene ni zapatos ni medias, y su cabeza está descubierta. Sácame el otro ojo, dáselo, y su padre no le pegará".
-"Me quedaré una noche más contigo" -respondió la golondrina-, "pero no puedo sacarte el otro ojo. Te quedarás completamente ciego".
-"Golondrina, golondrina, golondrinita" -dijo el Príncipe-. "Haz lo que te mando."
Así las cosas, le sacó el otro ojo, y lo llevó consigo, descendiendo y pasando junto a la pequeña vendedora de cerillos, le deslizó la gema en la palma de la mano.
- "Qué precioso vidrio" -gritó la niña-. Y corrió riendo hacia su casa.Entonces la golondrina volvió al Príncipe.
-"Ahora estás ciego" -dijo-. "Así es que me quedaré para siempre contigo."
-"No, golondrinita" -replicó el pobre Príncipe-. "Debes irte a Egipto."
-"Me quedaré para siempre a tu lado" -dijo la golondrina. Y se durmió a los pies del Príncipe.
Todo el día siguiente lo pasó sobre el hombro del Príncipe, y le contó muchas cosas de todo lo que había visto en países extraños. Le habló de los ibis rojos, que permanecen inmóviles en largas hileras a orillas del Nilo, y pescan peces dorados, con sus largos picos. De la Esfinge, que es tan antigua como el mundo, que vive en el desierto, y todo lo sabe. De los mercaderes, que caminan despacio al lado de sus camellos, y van pasando las cuentas de ámbar de los rosarios entre sus dedos. Le hizo relatos del rey de las montañas de la luna, que es tan negro como el ébano y que adora un gran bloque de cristal. También le describió la enorme serpiente verde que duerme enroscada en una palmera, y tiene veinte sacerdotes que la alimentan con pastelillos de miel. Y también le dijo de los pigmeos que navegan por un gran lago, sobre anchísimas hojas planas, y que siempre está en guerra con las mariposas.
-"Querida golondrinita" -dijo el Príncipe- "me cuentas cosas maravillosas, pero más maravilloso que todo eso, es el sufrimiento de hombres y mujeres. No existe misterio más grande que el de la miseria. Vuela sobre mi ciudad, golondrinita, y dime lo que ves en ella".
Entonces la golondrina voló sobre la gran ciudad; y pudo ver a los ricos holgar dichosos en sus hermosas mansiones, mientras los mendigos se sentaban a sus puertas. Voló a través de barriadas sombrías, y contempló las caras lívidas de niños hambrientos mirando inmóviles hacia las calles en tinieblas. Bajo uno de los arcos de un puente, dos pequeños dormían abrazados tratando de calentarse uno al otro.
-"Tenemos mucha hambre" -decían.
-"¡Aquí no se puede estar tumbado!" -gritó el vigilante.
Y se alejaron bajo la lluvia. Entonces regresó al Príncipe volando, y le dijo todo lo que había visto.
-"Estoy cubierto de oro fino -dijo el Príncipe- me lo debes quitar, hoja por hoja, y darlo a mis pobres; los hombres creen siempre que el oro puede hacerlos felices.
Hoja tras hoja de oro fino arrancó la golondrina, hasta que el Príncipe Feliz se quedó gris y deslucido. Hoja tras hoja de oro fino llevó la golondrina a los pobres, y las caras de los niños se fueron tornando rosadas, y reían y jugaban en las calles, y exclamaban alegremente: "¡Ahora tenemos pan!"
Y entonces llegó la nieve, y después de la nieve vino la helada. Las calles parecían cubiertas de plata, ¡eran tan brillantes y pulidas!...; grandes témpanos como dagas de cristal colgaban de los aleros de las casas, toda la gente iba envuelta en pieles, y los niños llevaban gorros rojos y patinaban sobre el hielo.
La pobre golondrinita tenía frío, cada vez más frío, pero no quería abandonar al Príncipe; ¡era muy grande su amor por él! Picoteaba las migajas en la puerta de la panadería, cuando su dueño no se daba cuenta y trataba de calentarse, batiendo sus alas.
Pero al fin comprendió que iba a morir. Tuvo suficientes fuerzas para volar de nuevo hasta el hombro del Príncipe.
-"Adiós, querido Príncipe" -murmuró-. "¿Me permites besar tu mano?"
-"Me alegra que puedas por fin regresar a Egipto, golondrinita" -contestó el Príncipe-. "Ya has estado demasiado tiempo aquí; pero tienes que besarme en los labios, porque te amo."
-"No es a Egipto a donde voy" -dijo la golondrina-. "Voy a la Casa de la Muerte. La Muerte es la hermana del sueño, ¿no es verdad?"
Y besó al Príncipe Feliz en los labios. Y cayó muerta a sus pies. En ese momento un sonido extraño se oyó en el interior de la estatua, como si algo se hubiese quebrado. El hecho es que el corazón de plomo se había partido en dos. Estaba cayendo una terrible helada.
A la mañana siguiente, el Alcalde paseaba abajo, en la plaza, acompañado por los regidores de la ciudad. Al pasar junto a la columna, miraron hacia la estatua:
-"¡Válgame Dios!" -exclamó-. "¡Qué desaliñado se ve el Príncipe Feliz!"
-"¡De veras, qué andrajoso!" -añadieron los regidores de la ciudad, que siempre estaban de acuerdo con el Alcalde; y se acercaron y subieron a examinarla.
-"El rubí se ha caído del puño de su espada, los ojos han desaparecido, y ya no tiene nada de oro encima" -dijo el Alcalde-. "En verdad casi no se diferencia de un mendigo."
-"No se diferencia de un mendigo" -repitieron los regidores de la ciudad.
-"¡Y aquí se encuentra un pajarillo muerto a sus pies!" -continuó el Alcalde.
-"Debemos promulgar un bando, prohibiendo que los pájaros mueran aquí."
Y el Alguacil de la ciudad tomó nota de esta iniciativa.
Así fue como bajaron la estatua del Príncipe Feliz. "Ya que habiendo dejado de ser hermoso, ya tampoco era útil"; dijo el Profesor de Arte de la Universidad.
Entonces fundieron la estatua en un gran horno, y el Alcalde convocó a una reunión para decidir lo que debería hacerse con el metal.
-"Tendremos que levantar otra estatua, por supuesto" -y añadió-. "Y, por ejemplo, podría ser una estatua mía."
-"O la mía" -repitieron cada uno de los regidores.
Y comenzaron a discutir. La última vez que supe algo de ellos, fue que todavía estaban discutiendo.
-"¡Qué cosa más rara!" -dijo el maestro de fundidores-. "Este roto corazón de plomo, no se puede fundir en el horno. Lo tenemos que tirar."
Y lo tiraron sobre un montón de cenizas donde también se encontraba la golondrina muerta.
-"Tráeme las dos cosas más preciosas de toda la ciudad" -dijo Dios a uno de sus ángeles; y el ángel le trajo el corazón de plomo y el pajarillo muerto.
-"Elegiste bien" -dijo Dios-. "Por que en mi Jardín del Paraíso este pajarillo cantará eternamente, y en mi ciudad de oro, el Príncipe Feliz me alabará."










viernes, 19 de agosto de 2011

Agosto
















Recuerdo una viñeta de Mafalda en que Miguelito entusiasmado decía:

- ¡Qué suerte que llegó la Primavera!

En ese instante pasan dos viejitos y uno le dice al otro:

- ¡Qué suerte que llegamos a la Primavera!

Lo que demuestra que Agosto es bravo como se suele decir, tomando bravo como enojado, pienso. Lo cierto es que unos días de veranillo de Julio nos engañó a todos, hasta a mi duraznero que comenzó a florecer tímido y bello, como siempre. Pero Agosto mostró su carácter difícil y aquí andamos encendiendo estufas, aguantando la llovizna y el viento y esperando temperaturas muy bajas para el fin de semana. Ante la inminencia del frío Jaén ha decidido descansar adentro y suspender sus aventuras nocturnas. Fiona y Orión han optado por las nuevas tecnologías, éste por la PC y aquella por la TV. Ya ni los gatos son como antes! Si les digo que anoche Fiona desplumó nuestro atrapasueños ¿Habrá creído que era un pájaro? El que se mantiene tranquilo es el Pitufo dormilón, mientras tenga su almohada y un lugarcito tranquilo, que llueva nomás.



















viernes, 12 de agosto de 2011

Delantal




Me hice un nuevo delantal. En negro, con gallinas aplicadas en peto y bolsillo. Como decía mi abuela, "cubierto".




Pitufando

Pitufando en familia...




Observen a Pitufo Goloso saboreando de antemano su cup cake merengada.





Yo estoy pitufeliz!!





Este es Tontín, pero...¡Es un tierno!!








miércoles, 10 de agosto de 2011

Oración



Mi amiga Yara pide una plegaria por su papá, Sebatiao Souto Mendes que ha sido internado para una operación. Para todos los que creen en la fuerza de la oración y los buenos deseos dejo aquí este mensaje. Yara, cuenta conmigo.

Pitufina













Como me sigue la pitufiebre ahora ha llegado Pitufina. Espero que os pitufe.








lunes, 8 de agosto de 2011

Pitufos






En el bosque, en casitas-hongos, viven los pitufos en pitufelicidad a pesar de las amenazas de Gargamel y su gato Azrael.
Cuando mis hijos eran chicos leíamos juntos las revistas con las tiras cómicas de estos hombrecitos azules, parecidos a gnomos, creados por Peyo. Cuando Hanna- Barbera produjo una serie de televisión con estos personajes pasamos a mirarlos en la pantalla chica. Hace unos días charlando con Carina al respecto recordamos que aquí mirábamos Os smurfettes porque lo hacíamos en un canal brasileño.
Los recuerdan? Papá Pitufo, Pitufina, el Pitufo Filósofo, el Vanidoso, el Gruñon, el Tontín, el Goloso, el Bromista (con sus regalos que explotaban), el Poeta, el Genio o Carpintero, que siempre estaba ocupado inventando algo ya fuera para diversión de la aldea o para escapar de Gargamel. El Pitufo Cocinero, el Músico acompañado de su trompeta, el Fortachón, el Dormilón, Bebé Pitufo y hasta un abuelo Pitufo que aparece algunas veces.
Todavía no vi la película donde aparece un Pitufo vestido de escocés.
Decidida a hacerme un muñeco Pitufo, me puse a pitufar con entusiamo y el primero que nació, aunque no fue en noche de luna llena, es el que contemplan aquí. Es el Pitufo Dormilón o Perezoso con almohada y todo buscando un lugar apropiado para echarse una siestita. Espero les guste. Mide 35 cm